Producción
La activación electroquímica es una combinación de la exposición electroquímica y electrofísica del agua con una solución salina que contiene iones y moléculas disueltas.
La esencia de esta tecnología radica en que el agua está sometida a un tratamiento en una cámara electrolítica, que incluye un diafragma que separa a los polos (ánodo o cátodo).
Se hace pasar una corriente eléctrica a través del reactor, donde se genera un voltaje entre los electrodos produciendo lecturas de 9 a 10 volts y de 8 a 10 amperes.
A través de la conversión de las sustancias disueltas que contiene la mezcla salina, esta se convierte en una potente solución de ácidos, oxidantes, álcalis y agentes reductores, con enorme actividad antimicrobiana, transformando al sistema electroquímico de la condición inicial de tener una transferencia de cargas no equilibrada a un estado meta estable y de equilibrio termodinámico.
El resultado del tratamiento del ánodo es la fracción anódica, que es un oxidante altamente eficaz a bajas concentraciones y no resulta tóxico para la salud humana, de los animales ni la de las plantas.
Su ámbito de actuación se centra en la desinfección microbiológica.
El cloruro de sodio, que actúa como electrolito, aumenta el rendimiento de la electrólisis del agua, también rompe sus enlaces y se disocia en iones Na⁺ y Cl¯
Un diafragma permite el paso de los iones al lado correspondiente de la membrana, concentrando los iones Na⁺ y H⁺ en el polo negativo, en donde ganan electrones y generan hidróxido de sodio (NaOH) y gas hidrogeno (H₂). Los iones O₂¯, Cl¯ e OH¯ (hidroxilo) y sus compuestos migran hacia el polo positivo, durante la reacción química se liberan electrones, generando primeramente acido hipocloroso (HOCl) que es el principal agente antimicrobiano, el cual posee aproximadamente el 80% de la potencia germicida; ion hipoclorito (¯OCl) acido hidroclórico (HCl) oxigeno molecular (O₂) y cloro molecular (Cl₂).
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